miércoles, septiembre 27, 2006

Crónicas de The Cavern (1ª Parte)



Nunca sé, cuando relato una historia, si tengo que limitarme a los meros hechos o bien he de entrar en pormenores y describir la atmósfera y otras cosas semejantes. Quiero decir que muchos, sin duda, le gustaría esta narración con una larga descripción, haciendo resaltar cosas como que el cielo era azul.
Incluso queriendo dar detalles de lo que nos aconteció allá por Liverpool, muchas veces no me veo con el suficiente valor de hacerlo. La cosa es demasiado reciente...bueno dejándome llevar por la presión (mi alma es voluble), lo que ustedes gusten...




Aeropuerto de Barajas, Miércoles 24 de Mayo, 13h. El cielo era azul. Llego puntual a la cita y como siempre el primero. Hemos decidido quedar unas prudentes y un tanto exageradas tres horas de antelación por si encontramos algún problema en facturación. En todo caso, cuento que la gente irá viniendo según sus impulsos emocionales.
Echo un vistazo rápido al stand de easyJet y no se ve movimiento alguno. Ningún asiento para acomodarme. Vislumbro una abandonada silla de ruedas apoyada en una columna y no dudo en sentarme. Ipod de turno a los oídos y saco mi última adquisición, “Campos de Londres” de Martin Amis.

Los aeropuertos son sitios extraños. Gente variopinta y siempre con prisas pasan delante de mí, no sin antes echar una mirada de desaprobación a mi asiento. Entre ellos Diego El Cigala, presumiendo de sus abultados anillos y collares de oro, hablando por el móvil, junto con su mujer/novia/o similar que disciplinadamente lleva el carro de las pesadas maletas.
Un cuarto de hora después de mi llegada aparece Pablo, escoltado por una radiante Patty, que con un sonoro beso se despide rápidamente de su futuro marido. Una espera de otros 15 minutos y aparecen unos sonrientes Colman, Ricky y Pedro.
Sorprendentemente el stand de easyJet ha abierto la facturación y nos dirigimos a él con decisión. Pablo como buen perro viejo, solicita asientos en puerta de emergencia. ¡Petición concedida!



Marchamos hacía el control policial una vez que nos hemos desprendido de nuestros equipajes, llevando guitarras, bajos, teclados y demás bártulos de la banda como equipaje de mano. Faltan Lucho que no da señales de vida y que se ha comprometido a grabar todo el periplo y Santi, conocido de Colman y personaje al cual no he tenido el gusto de conocer, pero que sorprendentemente me anuncian que no dispone de reserva de hotel alguno para Liverpool. Una ceja arqueada de Colman ante éste anuncio no ayudo mucho a tranquilizarme frente a tal noticia.

15.30h Llegada de Lucho a la zona del Duty Free. Ataviado con gorro sacado del más cutre vodevil y con una cámara estampada en un enorme trípode empieza lo que sería la grabación continua videográfica del viaje. No hay palabra ni acto que se le escape. Ángulos imposibles cazados al vuelo. Los espíritus de Jean-Luc Godard, David Lynch, John Houston y Torrebruno juntos, atraparían a mi gran amigo durante todo estos días de locura, al uso de un ENTE maligno y cinéfilo.
El tiempo fluye a la espera de coger el vuelo y gran parte de esa fluidez nos viene de las cinco latas de cerveza que llevamos cada uno en el cuerpo. El tal Santi sigue sin aparecer.
16.45h Faltan 15 minutos para la salida y un personaje, clon de “Hugh M Hefner” me saluda efusivamente, mientras las migas de su bocata de tortilla de patata caen por cientos de su boca. Acabo de conocer a Santi.


(Haciendo el Mono en el Hotel Britannia Adelphi)

El avión de la compañía de Easyjet EZY 7102 finalmente llega puntual a Liverpool. Son las 18.30h. El vuelo ha sido bastante agradable. Todavía no hemos pisado suelo inglés y Lucho lleva casi una cinta de filmación grabada. Su intentona de grabar por los pasillos y el cuarto de baño fueron duramente reprendidos por una de las azafatas.
No nos ponen “finger”, así que hacemos la clásica salida con guitarra en mano y por escalerillas al estilo de las viejas estrellas del Rock. Minutos antes y después de varios empujones con toda la tripulación, Lucho se hace con la situación y consigue bajar el primero para grabar la salida. Con la cámara sujeta al trípode, como un profesional del cine mudo de los 20, nos va grabando hasta que es sorprendido y reprendido por un seguridad del aeropuerto. Un tipo francamente forzudo de los que si va a algún espectáculos de teatro, pasa el tiempo cascando nueces y contando a los amigotes chistes picantes. Pronto comprobaríamos que en Liverpool hay millones de ellos.
El paso del control policial no fue sencillo. Pablo no paró de bailotear con su IPod encajado en sus oídos, Ricky fue obligado a quitarse la gorra y Lucho volvió a ser reprendido por grabar toda la escena.



(don´t shoot me i´m only the piano player)

El aeropuerto John Lennon tiene sus encantos, como un submarino amarillo que te saluda con alegría nada más salir. Pero poca cosa más. Era momento de enfilar hacia el hotel. Así que tras votación unánime y consensuada, se decidió coger un autobús en vez de los flamantes taxis que pasaban en busca del turista desprevenido.
Una pequeña ráfaga de ansiedad pasó por todo mi cuerpo hasta que pudimos entrar en el autobús correcto. Primeramente esperamos en la parada del 80A, hasta que el autobús llegó con un cura dentro, al estilo del “Padre Carras” de la peli del Exorcista con la cabeza ensangrentada y semiinconsciente (nuevas indagaciones sobre el caso apuntan que venía de la discoteca satánica “Crazy House”, de la cual daré buena cuenta más adelante). Decidimos no entrar e irnos a probar con la línea del autobús 500 que aunque no sabíamos donde nos dejaría, apuntamos que sería mejor que la presencia del Padre Carras. El 500 no llegaba, con lo cual intentamos un acercamiento al 80B que decididamente nunca salió del aeropuerto y del cual fuimos expulsados. Del 80A se oían palabras incoherentes del sacerdote invocando el advenimiento del nacimiento de la Bestia en tierras de los Beatles. No iba mal encaminado si echabas un rápido vistazo a los siete Rockeros españoles que estaban dando vueltas por las paradas del aeropuerto John Lennon.Finalmente cogimos el 500 entre una muchedumbre de gente que hizo muy duro subir el equipaje al vehículo. El autobús nos dejo a unos ocho minutos andando del Britannia Adelphi Hotel. Siete hombres y un destino. Siete hombres arrastrando sus maletas con ruedas rechinando por las calles de Liverpool.

La pinta externa e incluso del hall del Hotel Britannia Adelphi era magnífica. Edificio victoriano, con un toque de lujo y decadencia perfecto para un grupo como Insanity Wave.
El primer compromiso fue conseguir una habitación para Santi, ya que solo teníamos reservadas tres habitaciones dobles. El encargado de afrontar tal compromiso, servidor. Después de encarar con la mejor de mis sonrisas, a un par de feas y regordetas recepcionistas con un incipiente acne en la cara, sumado a los quince minutos de conversación con el Manager del hotel, que dio la casualidad de que era Polaco, conseguimos un buen cambio, dos dobles y una triple. Hugh M Hefner Jr parecia contento. Creo que Lucho consiguió también unas grandes tomas, ya que no paró de grabar desde que habíamos salido del avión.
La disposición fue la siguiente: Colman, Santi y Ricky en la triple. Pablo y Pedro en una doble. Lucho y yo en la otra doble.
No hacía ni tres minutos que Lucho y yo habíamos tomado posesión de la habitación cuando unos indignados Pablo y Pedro hicieron acto de presencia, quejándose de que su habitación solo disponía de una pequeña cama de matrimonio. Mis palabras reconfortantes sobre el amor libre y conocimiento personal a través de la cama no causaron tranquilidad alguna en ambos rockeros. Por tanto, entre blasfemias, bajé a intentar arreglar el desaguisado.Diez minutos después, y tras una tensa conversación con el Manager Polaco, donde predomino mi frase “Puede parecerlo, pero en realidad...No somos gays!!” accedieron a cambiarnos la habitación. La tranquilidad no reinaría por mucho tiempo.



(En posición de firmes, con el amigo Hugh a la cabeza)

Las noches de Liverpool no son muy placenteras entre semana. Por tanto después de patear por sus frías y desérticas casas unos treinta minutos, nos decantamos por el único garito de comida que divisamos abierto. Un hibrido de comida americana y mejicana calló como martillazo en nuestros hambrientos estómagos. Ya estábamos listos para ojear el estreno del IPO Festival y la mítica The Cavern.
Hay que reconocer que la Caverna es un reducto la mar de curioso. Encajada en la calle Matthew Street donde se desarrolla el noventa por ciento de la marcha de la ciudad. Tiene como clubs vecinos el John Lennon Pub y el The Cavern Pub. Por tanto todo el dinero que circula se lo lleva la misma empresa. O como yo siempre quise imaginar, un tipo gordo y boca grasienta de comer chips con vinagre, adornando la totalidad de sus dedos de los más horteras anillos y con fajos de billetes por todos los lados.
La bajada a la caverna es un momento que nadie olvida. Antiguo granero, se bajan tres pisos seguidos, creando una atmósfera claustrofóbica, que no te abandonará hasta la salida.
En el cuarto piso te encuentras con tres barras y dos escenarios bien definidos. El Front Stage, réplica exacta del que usaron grupos de la talla de los The Who, Animals, Beatles y demás granujas de los sesenta. Y el Back Stage, con mejor iluminación y con más capacidad, donde las estrellas del momento destilan su mejor Rock´n Roll (desde Arctic Monkeys y los Teenage fanclub a Paul Mccarntney).
La primera impresión siempre es la que más pesa. Por tanto observar como se desarrollaba en esos momentos el IPO festival, no fue de lo más halagüeño. Unas cinco personas animando al grupo que tocaba en el Front stage y unos diez animando a los del Backstage. Momento que aprovechamos para hablar con David Bash, el organizador del evento y que nos trasmitió un buen rollo considerable, augurándonos un llenazo para nuestro concierto del siguiente día...


(Malabarismos en el Front Stage de un Pablo Insano)

7 comentarios:

santipita dijo...

Crónicas largamente esperadas... ya puedes portarte bien con Hugh que es un fenómeno. Santi un abrazo, tocayo.

Por cierto aprovecho para hacer un poco de venta cruzada: Renace santipitaok de sus cenizas. Interrumpo fideo Blu y cuelgo un cuento de terror galaico-rural: Grelos y Sangre (wow)

Como ya nadie se fia de mi, sabed que el cuento son 3 capítulos, que ya están escritos y que los publicaré cada lunes a partir del que viene. Chema te debo una caña

Abrazos y R´n' R,

Santi

Luciernaga dijo...

Más vale tarde que nunca. Bravo. Eres como un notario: lo cuentas todo con pelos y señales. Es casi como estar allí. Ahora a por la segunda parte (antes de navidades, espero). § 555 - impaciente §

Unknown dijo...

La segunda entrega esta más cerca de lo que pensáis. Y creo que una tercera y cuarta, con las parrafadas que me están saliendo!! Que todavía quedan las dos actuaciones y multiples borracheras inglesas!

Por cierto Santi, siéntete libre de publicitar tus escritos en el blog insano...voy enfundándome la mascara de "gringo loco".

Anónimo dijo...

Corren rumores de que Lucho tiene listo el testimonio videográfico de los hechos que estás relatando, pero parece que está censurando algunas imagenés por no aptas para ningún público en general ¿Puede confirmarme este rumor? ¿Podremos pronto averiguar porque hicimos bien en no dedicarnos al mundo del séptimo arte?

Colman

Unknown dijo...

Colman he tenido acceso exclusivo al montaje de Lucho y puedo decir que no se ha censurado ni el más mínimo fotograma. Todo el viaje comprimido en 4 capítulos de metraje espídico.
Hay desnudos integrales, violencia extrema, mucho sudor y mala baba...pronto en este Insnao Blog.

Anónimo dijo...

Me he enterado por ahí que los dos(Chema y Colman) estáis añadiendo comentarios al video al estilo Montaje del Director que ya está acabado.Colman ¿vas a contar lo de la ardilla?; Chema ¿vas a contar lo de la conga en la puerta del Pub?

Unknown dijo...

Ricks se cuenta todo al detalle. ¡Tranquilidad!..uhm..lo único es que Colman y yo te hemos tenido que doblar tu voz aflautada y traducir tus frases incoherentes en imágenes nocturnas. Así como una pequeña censura al mítico desnudo integral que te marcaste en el escenario...